Desde 2015, ya son muchos años en que las y los jóvenes de Colombia se han puesto una cita para defender la vida por sobre todo aquello que es inaceptable y que hemos llamado “Indignación” (es un enojo o enfado vehemente contra una persona o contra sus acciones. Puede asociarse esta emoción a la ira, la irritabilidad o la furia). La indignación suele ser una reacción espontánea contra algo que se considera inaceptable. Indignarse implica una serie de cambios físicos, ya que aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. A nivel del comportamiento, la indignación se convierte en el motor predominante de la acción y del pensamiento.

La composición de la palabra “IndignAcción” es un llamado a que pensemos en nuestro poder para transformar aquello que no está bien y que sabemos que podemos cambiar y estamos dispuestos a hacerlo.

Aquella primera generación de indignadas e indignados ha venido creciendo en compromiso y en acción para la transformación, convirtiéndose en los nuevos educadores y educadoras, gestores y gestoras, líderes y lideresas con el sueño inherente de construir un mundo digno para todas, todos y todo lo que habita en él.

Este mes, faltando pocos días para encontrarnos nuevamente, queremos compartir con ustedes este instrumento para que podamos, vernos el 29 de agosto, reunirnos en torno a una propuesta de formación, participación y acción que nos conduzca al empoderamiento, la organización y la movilización.

Encontrémonos pues con aquello que nos une y que trasciende un día en el calendario… Encontrémonos con la IndignAcción y con nuestro sueño de cuidar juntos la Casa Común y comprometernos con la construcción de un mundo más justo y equitativo para todas, todos y todo lo que convive aquí.